martes, 14 de abril de 2009

El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó la homosexualidad de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud.

El gobierno del Reino Unido hizo lo propio en 1994, seguido por el Ministerio de Salud de la Federación Rusa en 1999 y la Sociedad China de Psiquiatría en 2001. Los dirigentes de la Asociación Norteamericana de Psiquiatría (APA) habían votado previamente de manera unánime retirar la homosexualidad como trastorno de la sección Desviaciones sexuales de la segunda edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (el DSM-II) en 1973. Esta decisión la confirmó oficialmente una mayoría simple (58%) de los miembros generales de la APA en 1974, que decidieron sustituir ese diagnóstico por la categoría más suave de "perturbaciones en la orientación sexual", que se sustituiría más tarde, en la tercera edición (el DSM-III), por el término homosexualidad egodistónica, que a su vez se eliminaría de la revisión de esa misma edición (DSM-III-R) en 1986. La APA clasifica ahora el persistente e intenso malestar sobre la orientación sexual propia como uno de los "trastornos sexuales no especificados".

Existe mucha polémica respecto a las razones de este cambio. Los que han criticado esta decisión aseguran que la publicación fue el resultado exclusivo de la presión política de grupos activistas LGBT, y no producto de la investigación científica. Citan una serie de incidentes, el primero ocurrido en 1970, en el que miembros del Frente de Liberación Gay (Gay Liberation Front) interrumpieron una conferencia de la APA en San Francisco, California, acallando a los ponentes con sus gritos, amenazando a doctores, riéndose de los psiquiatras que veían la homosexualidad como una enfermedad y utilizando otras tácticas de presión para conseguir su propósito en aquel momento. Mientras se reían de sus palabras y se burlaban de su exposición, uno de los activistas le gritó: "He leído su libro, doctor Bieber, y si ese libro hablara de los negros de la manera como habla de los homosexuales, lo arrastrarían y lo machacarían y se lo merecerías." Estos activistas a su vez se basaban en los estudios empíricos, entre otros, de Alfred Kinsey y Evelyn Hooker. Estos estudios apoyaban la noción de que la profesión psiquiátrica había aceptado sin pruebas presunciones sobre la "necesaria" conexión entre la homosexualidad y ciertas formas de desajuste psicológico, o que la homosexualidad era necesariamente un "síntoma" de patología mental.

La población homosexual (gays, lesbianas y bisexuales) tiene un riesgo mayor de
suicidarse o, al menos, de intentarlo que la heterosexual. Lo que no está claro
es por qué. Hace 24 años la Asociación Americana de Psiquiatría excluyó la
homosexualidad de la clasificación de patologías. A partir de ese momento,
cientos de investigadores observaron que en este sector, la incidencia de
alteraciones mentales y de comportamientos suicidas era más alta que en el
resto de la población, sin embargo, aún no han podido explicar los motivos. A
la enorme lista de trabajos referidos a este tema hay que añadir otros dos,
publicados en el último número de Archives of General Psychiatry.
Primer trabajo.- Liderado por David Fergusson, de la Christchurch Medical
School de Nueva Zelanda, tomó como muestra a 1.007 individuos de 21 años que
participan en el Christchurch Health and Development Study, un trabajo
epidemiológico que se está llevando a cabo en este país. Fergusson y su equipo
quisieron evaluar la relación entre la homosexualidad, los trastornos
psiquiátricos y los comportamientos suicidas.

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